martes, 8 de enero de 2008

¡Colombia vive!

Por estos días están pasando por el Canal Caracol una serie de documentales que llevan como titulo el mismo titulo de este post, en los que se relata la historia reciente de Colombia.

En esta serie de documentales se muestra la triste historia de como un puñado de malparido lograron difundir entre los colombianos la cultura de la ilegalidad hasta el punto de tener como iconos culturales y religiosos a un montón de ampones.

Viéndolo siento un dolor enorme al ver como una clase política inepta, estúpida y descarada se aprovecha de un pueblo ignorante. A partir de esto surgen un sinfin de problemas como el narcotrafico, guerrillas, grupos paramilitares y un serie de injertos macabros entre estos tres que logra llegar a los limites del descaro cuando se incluyen en la política.

Toda esa serie de desaciertos, abusos y personajes funestos en la historia reciente de Colombia logro generalizar una cultura de la ilegalidad entre los colombianos cuyas consecuencias se sentirán por muchos años más.

Esa cultura de la ilegalidad hace que las nuevas generaciones de colombianos crezcamos creyendo que el colombiano es malo por naturaleza (inclusive se llega a decir que eso es herencia de los españoles), que evadir impuestos está bien porque igual se los van a robar en la DIAN, que para qué votar si igual va a ganar un picaro comprando las elecciones, que perdimos porque el arbitro está comprado (!y lo peor es que el pibe y Pimentel ni siquiera rectifican después de ver que no hubo errores arbitrales!), que para qué denunciar si no van a coger a nadie y así podría seguir toda la noche.

En mi opinión, esta situación no se arregla acabando a los paras o a los guerrillos, ni extraditando a media Colombia. Esto es un problema cultural y como tal necesita soluciones que estén a su altura. Pero, ¿cómo devolverle la confianza a un pueblo sumergido en una porqueriza de ilegalidad y que se revuelca en su propia mierda? ¿Cómo actuar cuando esta cultura es legitimada, practicada y difundida por los medios de comunicación, la música, las instancias judiciales, el gobierno, los cada vez más torpes partidos de oposición y los ciudadanos de a pie? ¿Será que esta generación no será capaz de, por lo menos, iniciar el cambio?

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[EDIT] En la revista semana pueden ver los dos primeros capítulos del documental.